Van pasando las semanas, los meses y los años. Y dentro de tu nueva vida van habiendo nuevos cambios: Nuevo plan de estudios, otro piso distinto, nuevas rutinas...cada año es diferente. Muy diferente. Vas echando de menos muchas cosas, pero disfrutas de las posibilidades de vivir en Madrid, de un grupo de entrenamiento increíblemente unido y motivado, de una furgoneta que te lleva a las carreras y entrenamientos...tienes, básicamente, todo lo que necesitas.Llega el cuarto año, ya te manejas en Madrid como pez en el agua y planificas la temporada de tu vida, a tu medida, un año perfecto. El plan es claro: estudias a tope el primer cuatrimestre, en enero acabas el curso y en abril te vas a Suecia a entrenar con tu club tres meses, hasta el WOC. Además en febrero y marzo te lo pasarás viajando por todo el territorio nacional, a placer, entrenando como una bestia para llegar al Ceo al máximo nivel. Empieza el curso y, de regalo, te vas a China 12 días a la PWT, donde tu nivel de forma es lamentable, pero el viaje lo disfrutas como ningún otro. Eso sí, te sirve para perder el tren del curso.

Todo va sobre ruedas, llegas a Suecia, olvidas el resto de la temporada y la motivación aumenta al 200% pero dura poco. El tercer día, en tu primera carrera, un golpe te deja seco y estarás al menos diez días sin hacer orientación. La recuperación se alarga y tienes molestias, pero sigues. Pronto llegarán las competiciones y quieres hacerlo bien. En el 10mila corres bien...la octava posta del segundo equipo, pero llegan las competiciones individuales y los ridículos se encadenan: pájaras, errores exagerados, minutadas, y más pájaras...Se acerca el WOC y los problemas siguen, esta vez en la planta del pie y aunque corres bien en Jukola y dejas atrás al mismísimo Bertuks (luego te enteras de que estaba enfermo), el mundial está a solo dos semanas y las dudas te llenan la cabeza.
Vuelves a España, haces dos exámenes que son puro trámite (ya que estaban suspendidos antes de comenzar) y te vas al WOC. Entras en las dos finales con puestos realmente buenos, pero a la hora de la verdad te ofuscas y, aunque no mal del todo, haces dos carreras mediocres que te valen para quedar 31ºen la media y 33º en el sprint. En el relevo, con el mismo equipo del Ceo, entrás en la posición 14. Estamos contentos. Después de esto te quedan dos exámenes para cerrar el curso académico. Consigues aprobar uno de los dos (hurra!!!) para dejar tu expediente académico tras cuatro años, en apenas curso y medio aprobado.
Y se acabó. Punto final. C'est fini. The End. Cuando te das cuanta se acaba tu etapa en Madrid y ahora te vas a Murcia. Cambias de vida (otra vez!), de carrera (que locura, pensarás), de ciudad, dejas atrás al grupo de entrenamiento, amigos, todo.Vuelves a empezar...
Ahora estoy aquí, mirando una melena negra, en la entrega de premios de la última nacional de la temporada. He vuelto, pero no a empezar, a la realidad. Me doy cuenta de que ya nunca volverá a ser igual, de que ahora vivo en Murcia, que me quedan tres años de carrera (tres, ni uno más) y de que ya no hay vuelta atrás.
Mientras tanto los días pasan, el lunes cumplo 22 años
y me pregunto: cuantas veces se podrá volver a empezar?
2 comentarios:
La cruda realidad... Si fueras futbolista no tendrías estos dilemas... Ánimo y a disfrutar de "otro comienzo".
Vuelves a empezar todos los días de tu vida... afortunadamente.
Ánimo¡¡¡¡
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