domingo, 4 de septiembre de 2022

Qué tienen?

 Es ahora, después de haber venido a Italia, correr y fracasar cuando te das cuenta de que sabías lo que iba a pasar. Solo he venido a escribir en este blog dos veces en los últimos años, las dos este año y las dos en momentos de bajón. Aunque esta vez no es, para nada, como la última.

Ya hace tiempo que Sierre-Zinal pasó y las semanas de después han sido intensas entre mantener un equilibrio y no. La motivación para seguir cuidando el cuerpo bajó, los entrenamientos bajaron y las vacaciones se adueñaron de los días en forma de comida con amigos, comida con familia, días de acostarse tarde, pocas ganas de madrugar para entrenar y sensaciones de cansancio en los entrenamientos.

Entre todo esto aparecieron los compromisos. Mientras yo quería centrarme en preparar el mundial de Tailandia, llamadas de distintas carreras, llamadas a la Federación buscando algo de seguridad y la exigencia de esta misma en correr algo en el "calendario"(que calendario, dónde está ese calendario?) hicieron que llegase ayer en un avión a Italia, a una carrera con mucho nivel y sin muchas ganas ni mucho entrenamiento.

Pero el dorsal...el dorsal pesa mucho y cuando dan la salida te vuelves a creer el de hace un mes así que arrancas como si no supieras que vas a morir, atacas a los africanos usando una táctica que ellos dominan a la perfección y saben defenderla. El final de la carrera ya lo contaré en los canales "oficiales" (si es que alguien aun lee esto) pero ya estaba escrito desde el momento que subí al avión.

Al final, a lo que quería llegar es a la frustración que te produce aun a sabiendas de que estaba más que claro. Las personas adictas eligen caer en la droga una y otra vez a sabiendas que está mal y los deportistas caemos en la frustración una y otra vez aun sabiendo, a veces, que nunca podía salir bien.

No sé los demás, pero en mi caso intento digerirlo pensando que en dos días volveré a la altura. A estar sólo y sin todas esas distracciones. Aburriéndome y divirtiéndome en el dia a día entrenando para un objetivo. Eso se me da bien. Un objetivo que sí que me interesa, que sí me motiva y que me pone nervioso. 

Pero para acabar, la pregunta por la que escribo este post: que tienen en la cabeza las personas que son capaces de competir, ganar y rendir en tantas carreras seguidas?

miércoles, 4 de mayo de 2022

Y si ya pasó?

 Volviendo del médico recordaba aquella conversación que tuve con un buen amigo. Aquel día le contaba que mi viaje en el atletismo estaba siendo increíble, que no solo iba mejorando mis marcas sino que notaba como mi cuerpo era mejor cada temporada. Los ritmos que antes eran duros ahora eran fáciles, los kilómetros que antes eran muchos ahora eran los habituales y que, además, recuperaba mejor cada vez.

Sabemos que esto no es infinito, los años pasan y el momento máximo en la vida de un deportista llega para todos. Mis 30 años de edad ya no dejan mucho margen, pero seguía convencido de que aun me quedaba mucho recorrido de mejora, mi evolución tardía desde pequeño y mis sensaciones me decían que, como deportista, seguía siendo joven. Entonces llegó la tercera dosis y lo cambió todo.

Hace, justo hoy, tres meses del maldito pinchazo. Tres meses que resumiría de la siguiente forma: un primer mes de intentar volver donde estaba, un segundo mes de seguir entrenando a toda costa y un último de derrumbe y paciencia. Los médicos no saben y solo te recetan paciencia: "esto es nuevo y no sabemos" . Lo acepto. Lo acepto, lo entiendo y lo comparto. Lo que nadie parece entender es mi miedo.

Vida solo hay una y el tiempo que pasa ya no vuelve. Mi miedo es haber perdido la magia de sentir que tu cuerpo mejora cada vez, cada temporada, cada entreno. Mi miedo es que el momento de máximo rendimiento de mi cuerpo haya pasado. Que se haya ido, sin darme cuenta, por culpa de un pinchazo.